NOSOTRAS

NUESTRAS RAÍCES

Hace años, una casa comenzó a enmudecer, perdiendo el bullicio de la vida diaria, desgastándose en silencio. Había sido la casa de los abuelos y la carnicería del pueblo; vivienda y lugar de trabajo. Un punto de encuentro donde la gente no solo iba a comprar, sino también a charlar y compartir.

Pero no todo estaba perdido. Una madre y una hija, unidas por el amor a sus raíces y el deseo de construir futuro, decidieron devolverle el pulso. No solo a la casa, sino también al espíritu emprendedor que siempre la habitó.

La Toza, esa vieja mesa de trabajo donde se cortaba la carne, se convirtió en símbolo de esta transformación. Hoy es punto de encuentro, de creación y de impulso. Une generaciones, rescata saberes y se adapta a los nuevos tiempos: un espacio donde la tradición y la innovación se dan la mano para dar vida a algo más grande.

Así nace La Toza: con la fuerza de lo heredado y la energía de lo que está por venir.